Título de La-Nación - 28/04/2025 21:58:28

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Análisis. La casta que rodea al PresidenteSantiago Caputo es la consecuencia del rechazo de Milei a todo lo que se parezca a la políticaOpiniónPor Joaquín Morales Solá

Un rumor frecuente señala que Javier Milei detesta tanto la política que decidió hacerse cargo solo de la economía, mientras depositó en su asesor Santiago Caputo el diseño y la implementación de la política oficial.

Sin embargo, es su jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien se responsabiliza de las misiones más ingratas de la política, como la muchas veces ardua tarea de reunir los votos necesarios en el Congreso para que se aprueben las leyes que le importan al Presidente.

Francos cuenta con un austero equipo de colaboradores personales, mientras Caputo el joven va cubriendo la administración con muchos amigos, conocidos y benefactores.

Ante la requisitoria periodística o política, es Caputo quien responde por las acciones de los servicios de inteligencia o por las novedades empresarias de YPF (para citar solo dos ejemplos donde él tiene vicarios que gobiernan en su nombre).

Es el jefe, sin disimulos ni maquillaje.

Caputo es la consecuencia del rechazo de Milei a todo lo que se parezca a la política.

Dicen que el Presidente puede quedarse dos o tres horas intercambiando ideas con el ministro de Economía, Caputo el tío, o con el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, pero no soporta más de diez o quince minutos una conversación sobre asuntos políticos.

Los que conversan con Milei saben (o dicen saber) que para él todo lo que viene de la política es interesado, estatista o directamente corrupto.

Todos los políticos que van a verlo o a los que él mismo invita, asegura, solo buscan una ventaja del Estado.

“Hasta los que se dicen liberales son estatistas disfrazados”, suele deslizar.

¿También Mauricio Macri? Nadie responde.

Con esa idea fija del jefe político (que aborrece la política) se conformaron los bloques parlamentarios libertarios, cuyos miembros parecen participar de un campeonato permanente de lucha libre.

Son novatos que ni siquiera saben por qué luchan.

Los únicos dos legisladores que demostraron cierta vocación política, el senador Francisco Paoltroni y el diputado Oscar Zago, terminaron expulsados del bloque y del cargo que tenían.

Paoltroni, primer candidato a presidente provisional del Senado, segundo en la línea de sucesión presidencial, fue desplazado a último momento para poner en su lugar a un mileísta más disciplinado, Bartolomé Abdala.

Resulta que Abdala acaba de aceptar que tiene presuntos asesores que solo le sirven para su campaña a gobernador de San Luis y que esos asesores le cuestan al Estado cerca de 25 millones de pesos mensuales.

El Estado como filántropo de los ambiciosos.

Según una información publicada en LA NACION por el periodista Nicolás Balinotti, hay mucho más que Abdala en el bloque de senadores de La Libertad Avanza.

Hay 6 senadores, 88 asesores y un presupuesto de 120 millones de pesos mensuales.

Abdala fue funcionario de Adolfo Rodríguez Saá y tuvo estrechos vínculos con Julio Grondona, el incombustible mandamás de la AFA que murió en el cargo.

Con tales maestros, la conclusión más obvia es que Abdala nació y creció a la sombra de la casta..

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